Entre los objetos que adquirimos poseen una vida cada ocasi??n m??s ef?mera. Eso tambi?©n se extiende al apego. Vemos como se impone la expuesto tendencia a consumir a los usuarios, especialmente a las del sexo opuesto. Encontrar el apego en Tinder o en otras apps permite que cada vez sea m??s ordinario intentar a las personas como pulpa, de limitarlas a un manejo corporal Con El Fin De gustar deseos transitorios.
Vivimos en una colectividad de carrusel, donde la tecnolog?a y no ha transpirado la distracci??n simple nos persiguen igual que la sombra chinesca: con su oferta de satisfacci??n deformada y recreo ininterrumpido. No obstante, toda esta oferta sobre divertimento fatua no ha acabado con el vac?o ancestral que el ser persona experimenta: especialmente cuando se acaba el amor o nunca se logra quedar con la humano amada. Ese vano sigue existiendo: es pieza sobre nuestra naturaleza: y no ha transpirado apps igual que Tinder nunca podr??n nunca llenarlo.
Hoy recurrimos a ese universo de dispendio desechable y recreo simple de enterrar temporalmente todo pensamiento melanc??lico. La premisa es ser oportuno desplaz??ndolo hacia el pelo, Con El Fin De eso, basta con unos gramos de dispendio. Los usuarios Asimismo podr???n consumirse, como todo otro producto: incluso esnifarse o beberse en peque?±as dosis. El apego profundo y comprometido ha quedado relegado a una idea rom??ntica de la que estamos enamorados. El amor desplaz??ndolo hacia el pelo las relaciones de pareja sanas se han convertido en una maniobra sobre marketing.